U N A N A C I Ó N B A J O D I O S • Por Rev, Cathy Duplantis
El memorizar la Promesa de Lealtad (Pledge of Ellegiance) fue un gran evento en mi vida como una estudiante del primer grado en Houma, Louisiana. Como cada uno de los estudiantes en mi clase, tuve que repetir las palabras una y otra vez hasta que las sabía de corazón. A pesar que no entendía el significado de esas grandes palabras, yo estaba orgullosa conmigo mismo cuando yo podía citarlas todas hasta el final, sin pausar.
"Yo prometo lealtad a la bandera de los Estados Unidos de America, y a la república que representa, una nación bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos."
Esas palabras escritas mucho tiempo atrás están como testimonio a hombres y mujeres quienes se unieron para establecer una nación bajo Dios. Ellos eran gente que estaban comprometidas a la oración, valientes a honrar la verdad y confianza que Dios guiara sus pasos. Como resultado de su dedicación por la causa de libertad, tú y yo podemos gozarnos de la libertad maravillosa de adorar al Señor el día de hoy.
Comprometido
Dios siempre está buscando personas que estén comprometidas a orar y ponerse en la brecha para las naciones del mundo. El apóstol Pablo escribió: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracia, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, Él quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Tim. 2:1-4).
En este pasaje de la Escritura, Pablo nos muestra que cuando oramos por nuestros líderes, no solo afecta con paz en nuestras vidas diariamente, sino que también lo hace más fácil para que todos los hombres sean salvos y conozcan la verdad. Nuestra comisión de predicar el Evangelio al mundo, es mucho más efectiva cuando oramos por nuestro lideres de las naciones primeramente. En el ámbito del espíritu, nosotros podemos derribar fortalezas y limpiar el camino para que la verdad pueda transformar los corazones de la humanidad en todo el mundo.
La gente que Dios levantó para guiar a América, sabían de la importancia de orar por su nación. George Washington, el primer presidente de los Estados Unidos, era un hombre conocido por su compromiso a la oración. En los primeros días de la República, un extraño preguntó cómo podía distinguir a Washington entre la gente en el congreso. Le dijeron, “Fácilmente puedes distinguirlo cuando el congreso empieza a orar. Washington es el caballero que se arrodilla”.
El secretario privado de Washington dijo en una ocasión que él, accidentalmente, vio a Washington una mañana durante su devoción matutina, lo vio hincado, con la Biblia abierta ante él, y él dijo que él creía que ésto era la práctica diaria de Washington y estaba acostumbrado a ir a la biblioteca a las cuatro de la mañana para su devoción. Ahora, ¡esto es compromiso!
Un compromiso fuerte a la oración es esencial para el éxito en la vida. Sea que estemos intercediendo por la nación, una casa, una empresa o almas perdidas, la oración es el primer paso al camino de la victoria. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).
Valiente
La valentía hace a la gente ordinaria hacer cosas extraordinarias para Dios en medio de circunstancias imposibles. Dios le dijo a Josué, “Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa el Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel” (Josué 1:2). Ahora veamos el resto de esta historia.
Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.
Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.
Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
(Josué 1:3-9)
Ahora que Dios le había hablado a Josué en oración, el siguiente paso era tan vital también para la victoria. No había nada que podría estorbar la promesa de Dios para esa nación, excepto el temor y desobediencia a Dios. Pero, la valentía les permitió a ellos enfrentar al enemigo y heredar las promesas de Dios. La misma victoria que Dios le dio a Josué y al pueblo de Israel, es para todo el que esté determinado a “…esforzarse y ser muy valiente”.
Me gusta mucho lo que John Wesley dijo años atrás, “Denme a cien hombres que no temen a nada, sino al pecado, y desean nada sino Dios, y voy a sacudir al mundo. No me importa si son del clero o laicos; así derrocaremos el reino de Satán y construir el reino de Dios en la tierra”.
Durante estos días de gran avivamiento en la tierra, Dios está levantando a gente que va a sacudir al mundo y derrotar al diablo en sus vidas. Este tipo de osadía está disponible para todos los que han nacido de nuevo. Proverbios 28:1(NVI) dice, “El malvado huye aunque nadie le persiga: pero el justo vive confiado como un león.”
Confiado
Aquellos que están comprometidos a la oración y son valientes para creer la Palabra de Dios, están confiados que Dios les va a responder desde el Cielo. Ellos rehúsan darse por vencido en medio de la batalla y están determinados a recibir su recompensa. “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón” (Hebreos 10:35).
Confianza es simplemente fe en Dios de guardar Su promesa a ti. A pesar de lo imposible que la situación parezca ser, tú puedes estar confiado que Dios va a guardar Su palabra. En 1 Juan 5:14 dice, “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él no oye”.
En 1787 la Convención Constitucional estaba al punto de fracasar sobre el asunto si los estados grandes deberían de tener la misma representación que los estados pequeños. En esta situación de desesperación, un hombre de ochenta y un año de edad, Benjamin Franklin ofreció esta sugerencia. Él estaba convencido que el Salmo 127:1 estaba correcto en declarar, “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia”.
Por lo tanto él dijo, “Caballeros, yo he vivido por mucho tiempo y estoy convencido que Dios gobierna en los asuntos de los hombres. ¿Si un ave no puede caer en la tierra sin Él saberlo, es probable que un imperio pueda levantarse sin su ayuda? Yo digo que oración implorando asistencia del Cielo se lleve a cabo cada mañana antes que prosigamos a los negocios”.
La moción fue aceptada. Desde ese momento, la oración se llevaba a cabo cada mañana. El cambio, después que la oración fue introducida fue tan dramática que en un corto tiempo, un acuerdo fue alcanzado que hasta el día de hoy está en efecto.
Siempre me da ánimo, cuando recuerdo los hombres y mujeres de Dios que Dios usó para engendrar esta nación maravillosa en la cual vivimos. Ahora, en los días en que vivimos, es importante que nosotros también nos comprometamos a la oración, siendo valientes para ponernos de pie por la verdad, confiados que Dios va a guardar Su Palabra.
Cuando nosotros prometemos nuestras vidas para ponernos en la brecha por nuestra nación y todas las naciones del mundo, vidas van a ver la luz del maravilloso Evangelio y a conocer a Jesús como Señor.
Artículo tomado de la publicación mensual, Voice of the Covenant, julio 1996 y julio 2004. Todos los Derechos Reservados. Publicado con permiso para Hispanos de USA. Prohibida su reproducción o copia sin el permiso del publicador. Traducido por Víctor González.
"Yo prometo lealtad a la bandera de los Estados Unidos de America, y a la república que representa, una nación bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos."
Esas palabras escritas mucho tiempo atrás están como testimonio a hombres y mujeres quienes se unieron para establecer una nación bajo Dios. Ellos eran gente que estaban comprometidas a la oración, valientes a honrar la verdad y confianza que Dios guiara sus pasos. Como resultado de su dedicación por la causa de libertad, tú y yo podemos gozarnos de la libertad maravillosa de adorar al Señor el día de hoy.
Comprometido
Dios siempre está buscando personas que estén comprometidas a orar y ponerse en la brecha para las naciones del mundo. El apóstol Pablo escribió: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracia, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, Él quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Tim. 2:1-4).
En este pasaje de la Escritura, Pablo nos muestra que cuando oramos por nuestros líderes, no solo afecta con paz en nuestras vidas diariamente, sino que también lo hace más fácil para que todos los hombres sean salvos y conozcan la verdad. Nuestra comisión de predicar el Evangelio al mundo, es mucho más efectiva cuando oramos por nuestro lideres de las naciones primeramente. En el ámbito del espíritu, nosotros podemos derribar fortalezas y limpiar el camino para que la verdad pueda transformar los corazones de la humanidad en todo el mundo.
La gente que Dios levantó para guiar a América, sabían de la importancia de orar por su nación. George Washington, el primer presidente de los Estados Unidos, era un hombre conocido por su compromiso a la oración. En los primeros días de la República, un extraño preguntó cómo podía distinguir a Washington entre la gente en el congreso. Le dijeron, “Fácilmente puedes distinguirlo cuando el congreso empieza a orar. Washington es el caballero que se arrodilla”.
El secretario privado de Washington dijo en una ocasión que él, accidentalmente, vio a Washington una mañana durante su devoción matutina, lo vio hincado, con la Biblia abierta ante él, y él dijo que él creía que ésto era la práctica diaria de Washington y estaba acostumbrado a ir a la biblioteca a las cuatro de la mañana para su devoción. Ahora, ¡esto es compromiso!
Un compromiso fuerte a la oración es esencial para el éxito en la vida. Sea que estemos intercediendo por la nación, una casa, una empresa o almas perdidas, la oración es el primer paso al camino de la victoria. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).
Valiente
La valentía hace a la gente ordinaria hacer cosas extraordinarias para Dios en medio de circunstancias imposibles. Dios le dijo a Josué, “Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa el Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel” (Josué 1:2). Ahora veamos el resto de esta historia.
Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.
Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.
Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
(Josué 1:3-9)
Ahora que Dios le había hablado a Josué en oración, el siguiente paso era tan vital también para la victoria. No había nada que podría estorbar la promesa de Dios para esa nación, excepto el temor y desobediencia a Dios. Pero, la valentía les permitió a ellos enfrentar al enemigo y heredar las promesas de Dios. La misma victoria que Dios le dio a Josué y al pueblo de Israel, es para todo el que esté determinado a “…esforzarse y ser muy valiente”.
Me gusta mucho lo que John Wesley dijo años atrás, “Denme a cien hombres que no temen a nada, sino al pecado, y desean nada sino Dios, y voy a sacudir al mundo. No me importa si son del clero o laicos; así derrocaremos el reino de Satán y construir el reino de Dios en la tierra”.
Durante estos días de gran avivamiento en la tierra, Dios está levantando a gente que va a sacudir al mundo y derrotar al diablo en sus vidas. Este tipo de osadía está disponible para todos los que han nacido de nuevo. Proverbios 28:1(NVI) dice, “El malvado huye aunque nadie le persiga: pero el justo vive confiado como un león.”
Confiado
Aquellos que están comprometidos a la oración y son valientes para creer la Palabra de Dios, están confiados que Dios les va a responder desde el Cielo. Ellos rehúsan darse por vencido en medio de la batalla y están determinados a recibir su recompensa. “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón” (Hebreos 10:35).
Confianza es simplemente fe en Dios de guardar Su promesa a ti. A pesar de lo imposible que la situación parezca ser, tú puedes estar confiado que Dios va a guardar Su palabra. En 1 Juan 5:14 dice, “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él no oye”.
En 1787 la Convención Constitucional estaba al punto de fracasar sobre el asunto si los estados grandes deberían de tener la misma representación que los estados pequeños. En esta situación de desesperación, un hombre de ochenta y un año de edad, Benjamin Franklin ofreció esta sugerencia. Él estaba convencido que el Salmo 127:1 estaba correcto en declarar, “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia”.
Por lo tanto él dijo, “Caballeros, yo he vivido por mucho tiempo y estoy convencido que Dios gobierna en los asuntos de los hombres. ¿Si un ave no puede caer en la tierra sin Él saberlo, es probable que un imperio pueda levantarse sin su ayuda? Yo digo que oración implorando asistencia del Cielo se lleve a cabo cada mañana antes que prosigamos a los negocios”.
La moción fue aceptada. Desde ese momento, la oración se llevaba a cabo cada mañana. El cambio, después que la oración fue introducida fue tan dramática que en un corto tiempo, un acuerdo fue alcanzado que hasta el día de hoy está en efecto.
Siempre me da ánimo, cuando recuerdo los hombres y mujeres de Dios que Dios usó para engendrar esta nación maravillosa en la cual vivimos. Ahora, en los días en que vivimos, es importante que nosotros también nos comprometamos a la oración, siendo valientes para ponernos de pie por la verdad, confiados que Dios va a guardar Su Palabra.
Cuando nosotros prometemos nuestras vidas para ponernos en la brecha por nuestra nación y todas las naciones del mundo, vidas van a ver la luz del maravilloso Evangelio y a conocer a Jesús como Señor.
Artículo tomado de la publicación mensual, Voice of the Covenant, julio 1996 y julio 2004. Todos los Derechos Reservados. Publicado con permiso para Hispanos de USA. Prohibida su reproducción o copia sin el permiso del publicador. Traducido por Víctor González.